lunes, 6 de junio de 2016

Montblanc, villa medieval

El tiempo parece haberse detenido en muchos de los pueblos de aspecto medieval que se encuentran a lo largo de la geografía de este país. Calles empedradas, murallas circundando la ciudad, castillos que otean el horizonte aguardando la llegada del enemigo o casas señoriales con los escudos heráldicos de la nobleza, permiten al turista viajar al pasado.
Y es que, aunque las campanas ya no suenen avisando de la apertura o cierre de las puertas de la muralla, los burros y carretas hayan dejado paso a los vehículos a motor, y los mercados en la plaza ya no sean la forma habitual de adquirir las viandas con que alimentar a toda la familia, recorrer las estrechas calles de villas como la de Montblanc permiten que la imaginación del visitante reviva las escenas cotidianas de la vida medieval.
Sitúese junto a la muralla en una de las puertas de acceso que dan paso al interior de la villa, porque está a punto de comenzar este viaje por el pasado y presente de este precioso municipio.

Plaza Mayor de Montblanc
Plaza Mayor de Montblanc


Conociendo el pasado de la villa


Montblanc se ubica al sur de la comarca de la Conca de Barberá, en la provincia de Tarragona. Esta villa es uno de los muchos atractivos con los que cuenta la denominada Ruta del Císter, que tiene como centro de interés turístico los monasterios cistercienses de Poblet, Santes Creus y Vallbona de les Monges.
A lo largo de su historia Montblanc vivió épocas de gran esplendor, gracias a los privilegios obtenidos de la realeza, habiendo sido el lugar escogido para la celebración de mercados, ferias de ganado y algunas reuniones de las Cortes Generales.
La villa llegó a contar con un palacio real que funcionaría como residencia ocasional de los reyes de la corona de Aragón, y se situó como la séptima ciudad más importante de Cataluña.


Una villa con un rico legado


Los siglos gloriosos que vivió en el pasado se han perpetuado en el tiempo a través de bellos monumentos artísticos. No en vano, Montblanc fue declarada Conjunto Monumental y Artístico en el año 1947, por todo el legado monumental de su época medieval que se conserva en su casco antiguo.
Recorrer sus sinuosas calles permite al visitante descubrir un sinfín de monumentos como el Convento de Sant Francesc, que es uno de los más antiguos de Cataluña y por donde se dice que pasó San Francisco de Asís.
Su muralla, que estuvo formada por 31 torres y 5 puertas, convierte a Montblanc en uno de los recintos amurallados mejor conservados de toda Cataluña.
Los antiguos hospitales de San Marcial o San Bartolomé; la iglesia de Santa María la Mayor, conocida como la Catedral de la Montaña; los palacios de los Alenyà, los Josa, los Castellví o los Castellanos; o el puente viejo románico, son algunas de las obras arquitectónicas que el visitante podrá contemplar en Montblanc.

Iglesia de Santa María de Montblanc
Iglesia de Santa María


Semana medieval de San Jorge


El calendario tiene una cita memorable para todos los montblanquinos. A finales de abril la villa de Montblanc rememora su pasado medieval a través de la leyenda popular, según la cual San Jorge dio muerte al dragón en esta villa catalana. Dicha celebración se remonta al año 1987 y se conoce como la Semana Medieval de la Leyenda de San Jordi, fiesta declarada de Interés Turístico.
El espíritu del medievo vuelve a reinar en esta villa fortificada, por la que transitan soldados, campesinos, juglares o señores feudales, mientras que el pueblo se tiñe con los colores de las cuatro casas nobles más importantes de la época medieval y las insignias señoriales ondean al viento anunciando que el municipio está de celebración.
Las callejuelas empedradas vuelven a llenarse de paja y el olor a incienso se confunde con el aroma a fuertes quesos, embutidos o carnes a la brasa. Esencias que se expanden por todas las calles, invitando a visitantes y oriundos a salir a la vía pública a participar del mercado medieval.
La representación de la leyenda de San Jorge, la cena medieval, el concurso de juglares y el Dracum Nocte, en el cuál se escenifica la llegada de las fuerzas del mal, son algunos de los otros actos que se programan durante esta fiesta.
Montblanc es una villa que invita a perderse por sus callejuelas, visitando sus innumerables monumentos e incluso los lugares donde se han encontrado pinturas rupestres que ya forman parte del Patrimonio de la Humanidad. Y si el viajero elige bien sus fechas, bien pudiera encontrarse por las calles a gigantes o cabezuelos, el baile de los bastones o las torres humanas conocidas como castellers, que forman parte del folklore y la cultura popular de este pueblo.
Olga Fuentes - Todos los Derechos Reservados


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